miércoles, 28 de marzo de 2012

Café La Blanca Av. 5 de mayo # 40

Actualmente denominamos la calle del Cinco de Mayo la vía compuesta de cuatro tramos, situada de Oriente a Poniente, que comienza en la mitad del Empedradillo y concluye en la mitad de la calle de Vergara. No fue así al principio: esta calle es enteramente nueva en sus dos tramos occidentales, y en los dos orientales, no nueva, pero sí ampliada y muy mejorada la que antes era estrecha y sucia Alcaicería: el nombre se dio primero a uno de sus tramos y sucesivamente se extendió a los restantes.

Suprimidas en enero de 1861 en la ciudad de México las corporaciones religiosas, quedaron vacíos los edificios por ellas ocupados. Fue común sentir entre los partidarios de la Reforma que conservándose esos edificios en el estado en que se hallaban, serían puntos constante de mira de las comunidades suprimidas, y alguna vez, acaso, podrían recuperarlos. Llevados de esa idea ampliaron plazas y abrieron calles, rompiendo aquellos que estorbaban, y ocuparon los otros de manera que quedaron imposibilitados para volver a su anterior destino.
La mejora de la Alcaicería había sido ya objeto de distintos proyectos, difícilmente realizables; se pensó en continuarla hacia el Poniente, a reserva de hacer después algo en sus mismos callejones. Acordó, pues, para ello el Presidente que, a la mayor brevedad posible y por cuenta del Ayuntamiento, se procediera a prolongarla hasta la de Vergara, por la parte del convento de Santa Clara.... Esta resolución fue comunicada el día 18 de febrero del año dicho, por el Secretario de Justicia e Instrucción Pública, Lic. don Ignacio Ramírez, al Gobernador del Distrito, Lic. General don Miguel Blanco, quien transcribió la orden al Ayuntamiento... que no dilató mucho en ser cumplida.
Aunque en ella no se hacía explícita mención del edificio conocido con el nombre de la Profesa, implícitamente le comprendía, pues era imposible prolongar la Alcaicería por el convento de Santa Clara, sin tocarle, y entendido de esta manera el precepto, por él comenzó la demolición. Casi por el medio dividió la calle este edificio, que allí se componía de una Casa de Ejercicios, anexa al Oratorio de San Felipe Neri, y daba a la calle de San José el Real y de las habitaciones de los PP. Filipenses, que estaban para el callejón de Santa Clara; tomóse pues, de una y otra parte lo necesario para formar una calle ancha y hermosa.
Pocas de las asociaciones piadosas suprimidas en México disfrutaban del respeto y consideraciones que la Oratoria de San Felipe Neri, y más aún la Casa de Ejercicios que le estaba anexa... muchas personas evitaban transitar por las calles abiertas a través de los conventos en general, y muchas más al través de algunas determinadas, como esta y la abierta en el convento e iglesia de las monjas capuchinas, que se consideraban como lugares santificados por las virtudes de sus moradores; resultado de aquí que ambas calles, aunque céntricas, dilataron en poblarse, rehusando algunos comprar las porciones de aquellos edificios destinados para venderse, y los que compraron, dilataron en edificar, por razones de otro género, quedando en tanto las calles sin nombre, en ruinas y poco transitadas.
Concluida la ruptura de la Profesa, se derribó también, el mismo año 61, la parte correspondiente del Convento de Santa Clara, en la misma línea. Aquí la barreta tropezó con casas de particulares que, de pronto, al menos, no pudo destruir: tres impedían la salida para la calle de Vergara y dos estrechaban por el lado Sur la entrada que había de darse a la nueva calle por el callejón; sin embargo, se derribó lo que se pudo, en espera de derribarse lo que se necesitaba; pero esto dilataba y entretanto la parte abierta del convento, más que calle, era un rincón irregular, ruinoso, oscuro, ocasionado a deposito de inmundicias y a comisión de delitos; por la mente de algunos trazó la idea de cerrarle; pero prevaleció la contraria, esperando del tiempo la solución del problema, que la intervención francesa vino a retardar más de siete años. Como este convento no inspiraba el mismo respeto que la Casa de Ejercicios de la Profesa, gran parte de los lotes en que fue dividido se vendieron, aunque a bajísimos precios, y los compradores, sin comprometer en ellos más dinero que el de la compra, alquilaron como viviendas las celdas de las monjas, sin variación ninguna, o con la muy indispensable, y algunas aún amenazando ruina, mas como alquilaron en muy reducidos precios, no faltaron pobres que se acomodaran a vivir entre suciedad y escombros. En medio de este estado de cosas, ocurrió el año de 1862, el día 5 de mayo, la inolvidable retirada de los franceses ante los muros de la ciudad de Puebla. y el Ayuntamiento de la de México acordó para conmemorar el hecho, dar ese nombre a una calle, eligiéndose la que dividió la Casa Profesa, porque su situación la llamaba a ser de las principales, como ha sucedido, y porque hasta entonces no tenia ninguno e inmediatamente se mandó colocar en su esquina Sureste la placa que lo decía.

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